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martes, 26 de agosto de 2008

El día de la etapa reina. Como torear y hacer MTB al mismo tiempo.

¡En marcha!

Viernes 15 de Agosto, al fin sale un día soleado y además resulta que era el día en que íbamos a hacer la salida más larga con las bicicletas.

Nos pusimos en marcha a las 10:30 y como siempre por allí: cuesta arriba. Dejamos Armaño y llegamos a Rases. Hasta ese momento todo bien, habían algunas cuestas duras pero asequibles.


Lo malo fue que al llegar a Rases nos encontramos con esas malditas rampas que, aunque pertenecen a caminos de tierra, se hormigonan para que los vehículos tengan tracción. Dicho de otro modo: la cosa empezó a ponerse bastante fea. Aguantamos bastante pero justo en la última rampa antes del cruce de caminos al que habíamos llegado el primer día tanto Beni como yo no pudimos más y tuvimos que rebajarnos a caminar.



En fin, después de eso alguna cuesta más y luego un ligero descenso para descansar. Íbamos buscando un cruce de caminos porque la ruta planificada era una especie de ocho y teníamos que tomar un camino a mano izquierda para después volver al mismo punto por el otro. Pero entonces lo vimos. Estaba allí y no nos dejaba pasar.

El secreto que Ernesto nunca contará a sus padres

Ante nosotros había una manada de vacas pastando y con ellas un macho enorme que nos miraba con cara de pocos amigos. La mala noticia era que el desconfiado animal estaba en la misma orilla de nuestro camino.

Pero antes de continuar hablaré un poco de los padres de Ernesto: se trata de una pareja aficionada al mundo taurino, no se pierden ni una sola corrida de toros de la tele, tienen DVDs de tauromaquia y cuando en Verano comienzan las fiestas patronales disfrutan de "els bous al carrer" (toros sueltos por las calles para quien no lo entienda). En resumen, son unos forofos de la fiesta nacional. Dicho esto sería obvio pensar "pues de tal palo tal astilla" ¿verdad?

Allí estábamos a unos 50 metros del toro, parados, pensando si había alternativa para esquivar a los animalitos no se fueran a molestar. No la había, así que Ernesto caló sus zapatillas en los pedales y se dirigío de forma decidida hacia el morlaco. Épico, si sus padres lo hubieran visto estarían orgullosos de él.



Pero nuestro bovino amigo sintió curiosidad y dio unos pasitos hacia delante quedándose justo en el centro del camino. Fue entonces cuando el heróico desfile de Ernesto se convirtió en una huída despavorida. Tengo que decir que no le vi ni dar la vuelta, debió ser el giro más rápido jamás dado sobre una bicicleta. Giró sobre si mismo mas rápido de lo que alguien lo hubiese hecho sobre un monociclo, de repente, en vez de alejarse se acercaba a mí acelerando. Si en vez de nueve hubiese tenido 18 piños habría llegado hasta el último esprintando. Huelga decir que el animal no se había molestado en seguirle.


Cuando me di cuenta Ernesto estaba casi en el Mediterráneo y Beni estaba frente al toro a unos 15 metros, parado. El bicho seguía con cara de mala hostia pero a Beni, pese a ir vestido de rojo, no le importaba mucho.

Finalmente se cansó de observarnos y se retiró a tres o cuatro metros de nuestro camino. Beni avanzó pasando por su lado y poco después le seguí yo. Me detuve y Ernesto no venía tras de mí. Me di la vuelta y se lo estaba pensando pero finalmente arrancó y menuda estampa ¡le faltaba camino a su derecha para pasar alejado del toro!



En fin, esperemos que sus padres nunca se enteren de esto. De todos modos, llegados a este punto, hay algo evidente que no podemos seguir ocultándo: Ernesto, eres adoptado.

De correlindes a cagalástimas

Seguimos subiendo por rampas muy duras en las que de vez en cuando caminábamos un poco para no perder la costumbre. De lo que no nos habíamos dado cuentas es que la posición del toro era justo la de la intersección que buscábamos y que, al concentrarnos en él, habíamos tomado la rama contraria, la de vuelta. El problema entonces fue que la ruta estaba pensada para subir por donde era más fácil y descender por la mayor inclinación, pero estábamos haciendo lo contrario.

Finalmente llegamos al punto más alto de nuestra ruta y lo celebramos con una foto triunfal digna de nuestra seriedad ante el reto acometido:



Después de eso comenzamos el descenso. Ernesto se escapaba gracias a su habilidad y Beni y yo bajamos más lentamente. Yo bajaba un poco más rápido así que en un momento dado se me ocurrió hacerle una foto en multidisparo.

Apareció entre los arboles con su estilo característico...



daba gusto verle...



su posición retrasada con respecto al sillín para tener más confianza...




pero ¡oye! ¡Que hay que girar! ¡Vamos nene que no vas tan rápido como para hacer un recto!



Bueno que se le va a hacer.


Después de eso seguimos por terreno mayoritariamente descendente hasta la vuelta a casa.

De compras

La tarde la dedicamos a hacer compras en Potes para la familia, etc. La cosa iba llegando a su fin y no nos podíamos olvidar de cumplir con la típica obligación.

martes, 19 de agosto de 2008

Fuente De y el descenso por "La senda de las Zarzas"

Fuente De, ir pa na es tontería.

Amanecimos madrugando una vez más, es decir, a más de las 1o de la mañana. El plan original era visitar Camaleño pero todavía no sé por qué terminamos en Fuente De. Allí estábamos, contemplando el funicular pero, como no habíamos hecho planes de subir, la cosa no pasó de ahí.


Después de comprobar que el viaje duraba exactamente tres minutos los más reacios a tomarlo parecían dispuestos a hacerlo. Acordamos volver otro día. Los bikers subiríamos en el primero de la mañana y haríamos una ruta de unos 50 km hasta Armaño y los demás harían senderismo también desde arriba. No llegamos a hacerlo realidad y es una de las razones por las que queremos volver a la zona el año que viene.

La senda de las Zarzas

Por la tarde Beni trazó rápidamente una ruta cercana a la casa y nos lanzamos a ella. De nuevo las cuestas nos sorprendieron aunque no eran tan pronunciadas como las del día anterior. El problema esta vez era que estaban muy transitadas por caballos, en plan visita guiada para grupos. Debido a esto la tierra del camino estaba muy batida y de nuevo tuvimos problemas de tracción en las cuestas más inclinadas. Hasta que llegamos a la hermita de San... ummmm no recuerdo el nombre para variar.


Después de esto más cuesta arriba con mucha inclinación, algún tramo más caminando y por fin comenzamos a bajar. En esas estábamos cuando el GPS indicó que había que tomar una senda que partía a mano derecha de la que estábamos transitando. Dudamos un poco ya que a simple vista se notaba que estaba poco transitada: era estrecha y con bastante hierba alta de lado a lado. Pero era lo que marcaba el aparatito así que nos lanzamos por ella. Yo abrí camino con la intención de sacar un vídeo del descenso. La sorpresa fue que de lado a lado cruzaban de vez en cuando ramas de zarzales que resultaban bastante difíciles de esquivar. La grabación no salió muy bien porque de nuevo quedó bastante baja pero resulta graciosa por la cantidad de tacos que se me oye decir cada vez que resultaba arañado por alguna de las plantas.




Todos quedamos bastante marcados por las ramas pero aún así seguíamos sin tener bastante MTB.

lunes, 18 de agosto de 2008

Paseando por Potes y la subida del "Mortirolete"

Cuando no te dejan desconectar

Empezábamos el día temprano, madrugando para aprovechar el día, lo que quiere decir que la mayoría de nosotros se despertó a las 10:30. Justo a esa hora Roberto se empeño en hacerme trabajar un poco. Así que tuve que ponerme a trabajar mientras escuchaba lejanos mugidos de ganado .



Rumbo a Potes

Entre unas cosas y otras al final conseguimos salir de casa hacia Potes a eso de las 13 h. Nos dimos una vuelta por el pueblo, muy bonito por cierto. Se puede visitar la Torre del Infantado y las iglesias, etc. Pero la verdad es que es suficiente callejear por el pueblo por su belleza.


Después buscamos un lugar para comer cocido liebanés. No había para todos así que a mi me tocó un plato de cocido montañés, justo el de la foto. La verdad es que son muy parecidos en cuanto a ingredientes.



Todo parecía perfecto pero quien escribe estaba a punto de liarla. La maniobra fue digna de ser grabada en vídeo: dí un manotazo a una copa de vino e intenté cogerla antes de que cayera pero, con esa habilidad que me caracteriza, terminé dando un segundo manotazo a otra copa, con lo cual terminaron sobre la mesa las dos. Ambas estaban hasta arriba de vino. Al caer la segunda copa noté como el vino me alcanzaba en la cara. La gente me miraba atónita por la espectacularidad de la escena y cuando digo la gente digo que todo el maldito restaurante se descojonaba de mí.


En la foto podéis ver como quedo la mesa. Lo peor es que sólo era el primer día y a partir de ahí tocaba sufrir el cachondeo de los colegas cada vez que nos sentábamos a desayunar, comer o cenar.


Subiendo el "Mortirolete"

Después de comer un poco más de paseo y vuelta a Armaño con el tiempo justo para dar una pequeña vuelta con las bicicletas y quitarnos el mono. No había tiempo para mucho porque salimos a las 20:15 así que fuimos hacia la ermita de San vete tu a saber quien, la de Armaño vamos, a media hora si fuésemos andando según nos dijeron. Pero la subida era terrible con bastantes tramos al 20% de desnivel y un máximo de 35% que seguramente habré hecho andando ya que pusimos el pie en tierra bastantes veces. A la inclinación se le unían los surcos dejados por los vehículos que transitan por allí y, al final, terminabas por meterte en uno sin posibilidad de salir de el o simplemente te patinaba la rueda trasera y no podías reemprender la marcha.

Estando arriba, y después de tanto esfuerzo, que menos que unas fotos para inmortalizar lo que luego Beni bautizó como "La Subida al Mortirolete". Al final los convencí (no me costó mucho) para sacar una foto de las mías:


En cuanto a la bajada volvimos por donde habíamos subido. Con ese desnivel no se dejaba de frenar y en un momento dado estuve a punto de irme al suelo porque bloqueé la rueda trasera y empezó a dar bandazos justo antes de unos de los caballones que canalizaban el agua. Pero tuve suerte: solté el freno trasero y recuperé una trayectoria recta justo antes del obstáculo. En fin subidón de adrenalina que es para lo que se hacen estas cosas.


Al final empleamos algo más de una hora para hacer ¡sólo cinco kms ida y vuelta! Volvimos de noche y cansados pero aún no habíamos tenido suficiente.

martes, 12 de agosto de 2008

El viaje hasta Armaño

Que pesado es cruzarse España. Del viaje sólo diré que fue demasiado largo y que salimos de Moncófar a las 12 h. a unos 32º C, nosotros madrugando como siempre, para llegar, después de un par de paradas y perdernos una vez, a las 21 a Armaño a 17º.


El pueblo es simplemente precioso, muy pequeño y con el aspecto típico de los que están situados en montaña. Podrías creer que estás en los mismos pirineos, el paisaje no le tiene nada que envidiar.


En cuanto a la casa, muchos después de ver las fotos que tiene en Internet se preguntaban si sería de verdad... Pues sí, es impresionante en cuanto a decoración y equipamiento. A parte de televisión, DVD, equipo de música, chimenea, calefacción, etc. se pueden encontrar hasta juegos de mesa y películas.